Calidad general del aire interior

La calidad del aire dentro de hogares, escuelas y otros edificios puede ser un aspecto importante de su salud y del medio ambiente.

Calidad del aire interior en oficinas y otros edificios grandes

Los problemas de calidad del aire interior (IAQ) no se limitan a los hogares. De hecho, muchos edificios de oficinas tienen importantes fuentes de contaminación del aire. Es posible que algunos de estos edificios no estén suficientemente ventilados. Por ejemplo, es posible que los sistemas de ventilación mecánica no estén diseñados ni operados para proporcionar cantidades adecuadas de aire exterior. Finalmente, las personas generalmente tienen menos control sobre el ambiente interior de sus oficinas que en sus hogares. Como resultado, ha habido un aumento en la incidencia de problemas de salud reportados.

Radón

El gas radón se produce de forma natural y puede provocar cáncer de pulmón. Las pruebas de radón son sencillas y existen soluciones para niveles elevados.

El cáncer de pulmón mata a miles de estadounidenses cada año. El tabaquismo, el radón y el humo de segunda mano son las principales causas de cáncer de pulmón. Aunque el cáncer de pulmón se puede tratar, la tasa de supervivencia es una de las más bajas para quienes padecen cáncer. Desde el momento del diagnóstico, entre el 11 y el 15 por ciento de los afectados vivirán más de cinco años, dependiendo de factores demográficos. En muchos casos el cáncer de pulmón se puede prevenir.
Fumar es la principal causa de cáncer de pulmón. Se estima que fumar causa 160.000* muertes por cáncer cada año en los EE. UU. (Sociedad Americana del Cáncer, 2004). Y la tasa entre las mujeres está aumentando. El 11 de enero de 1964, el Dr. Luther L. Terry, entonces Cirujano General de Estados Unidos, emitió la primera advertencia sobre la relación entre fumar y el cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón ahora supera al cáncer de mama como la principal causa de muerte entre las mujeres. Un fumador que también está expuesto al radón tiene un riesgo mucho mayor de sufrir cáncer de pulmón.
El radón es la principal causa de cáncer de pulmón entre los no fumadores, según estimaciones de la EPA. En general, el radón es la segunda causa principal de cáncer de pulmón. El radón es responsable de unas 21.000 muertes por cáncer de pulmón cada año. Aproximadamente 2.900 de estas muertes ocurren entre personas que nunca han fumado.

monóxido de carbono

La intoxicación por monóxido de carbono es una causa de muerte evitable.

Monóxido de carbono (CO), un gas inodoro e incoloro. Se produce cada vez que se quema un combustible fósil y puede provocar enfermedades repentinas y la muerte. Los CDC trabajan con socios nacionales, estatales, locales y otros para crear conciencia sobre el envenenamiento por CO y monitorear los datos de vigilancia de muertes y enfermedades relacionadas con el CO en los EE. UU.

Humo de tabaco ambiental/humo pasivo

El humo de segunda mano presenta riesgos para bebés, niños y adultos.

No existe un nivel seguro de exposición al humo de segunda mano. Las personas no fumadoras que están expuestas al humo de segunda mano, aunque sea por poco tiempo, pueden sufrir efectos nocivos para la salud.1,2,3
En los adultos que no fuman, la exposición al humo de segunda mano puede provocar enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y otras enfermedades. También puede provocar una muerte prematura.1,2,3
El humo de segunda mano puede causar efectos adversos en la salud reproductiva de las mujeres, incluido el bajo peso al nacer.1,3
En los niños, la exposición al humo de segunda mano puede provocar infecciones respiratorias, infecciones de oído y ataques de asma. En los bebés, el humo de segunda mano puede causar el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).1,2,3
Desde 1964, alrededor de 2.500.000 personas que no fumaban murieron por problemas de salud causados por la exposición al humo de segunda mano.1
Los efectos de la exposición al humo de segunda mano en el cuerpo son inmediatos.1,3 La exposición al humo de segunda mano puede producir efectos inflamatorios y respiratorios dañinos dentro de los 60 minutos posteriores a la exposición, que pueden durar al menos tres horas después de la exposición.4